La semana anterior acudí a un evento de capacitación organizado por la Cámara de Comercio de Guayaquil. El tema tratado fue Análisis económico del Derecho. El expositor explicó el tema a partir de un sencillo ejemplo, tomando como referencia una relación de noviazgo.
Por lo obvio que pueda parecer, pero uno escoge a la pareja a partir de un análisis del costo y del beneficio que se obtiene. Por lo tanto resulta notorio que uno tiende a alejarse de las situaciones que le perjudican o le causan malestar para buscar siempre la situación que más le favorece.
En realidad qué tiene que ver todo esto con el tema tratado, pues sencillamente se analiza una conducta humana tendiendo como referencia que la economía, como ciencia, ayuda a predecir la conducta humana, mientras que el derecho es el encargado de regular esa conducta humana.
Por tal razón, el Análisis Económico del Derecho, persigue aplicar los métodos de la economía al derecho, buscando predecir la conducta de los seres humanos. De esta manera, mediante el análisis del costo y beneficio se determinan los efectos posibles y las múltiples posibilidades que se pueden generar en torno a un suceso determinado.
En su práctica profesional, un economista busca la eficiencia y el abogado busca la justicia, por lo que un mundo de recursos escasos, desperdiciarlos resulta injusto.
En nuestro medio esta disciplina no ha sido ampliamente difundida y poco se habla acerca de los beneficios que derivan de la relación interdisciplinaria que plantea, y mucho menos se la pone en práctica para la creación de leyes.
Por lo tanto, aplicar esta enfoque para la formulación de leyes evitaría hacer reformas legales frecuentes o la creación de leyes con poca aplicación.
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